miércoles, 19 de julio de 2017

Caidas y sustos de gatos






De todas las criaturas divinas, existe sólo una que no pueda ser esclava de la cadena. Esa criatura es el gato.
En realidad la casa es del gato, nosotros sólo pagamos la hipoteca...
Del gato me gusta su temperamento independiente e ingrato, que le impide sentir apego por alguien; la indiferencia con que pasa del salón alejado.
La ciudad de los gatos y la ciudad de los hombres existen una dentro de otra, pero no son la misma ciudad.
Un gato transforma el regreso a una casa vacía en la vuelta al hogar.
Respetar a un gato es el principio del sentido estético.
Amo a los gatos porque amo a mi hogar y poco a poco ellos se convierten en su alma visible.
La forma en que nos comportamos con los gatos aquí abajo determina el status que tendremos en el Paraíso.
Las personas a las que no les gustan los gatos, seguramente en otra vida fueron ratones.
No existe, verdaderamente, una sola cualidad del gato que el hombre no debiera tratar de emular para mejorar.